La nieta del alfarero
Los griegos llamaron iberos a los pueblos que habitaban al levante y sur de la Península Ibérica, diferenciándolos de los del interior con una cultura y costumbres muy diferentes.
La novela se desarrolla en los inicios del siglo III a.C., ambientada en la Iberia, en el yacimiento “Fuente de la Mota” ubicado en Barchín del Hoyo y en el de La Cava, Garcinarro, ambos en la provincia de Cuenca. En aquel siglo se inicia un agitado periodo entre las dos grandes potencias: Roma y Cartago, enfrentadas en la II Guerra Púnica que, fundamentalmente, se desarrolla en la Península Ibérica donde los pueblos asentados, como los íberos, se vieron involucrados e intentaron sobrevivir aliándose con unos u otros hasta que fueron desapareciendo, paulatinamente, con la romanización.
La narración nos va introduciendo en la historia de este pueblo y cultura a través de sus personajes, ficticios, y vamos conociendo su vida cotidiana, y la lucha de la protagonista, Neitin, por acceder a un oficio destinado a los hombres; los ritos a sus divinidades, los de paso, matrimoniales, agrícolas…, como también los miedos que suscita la noticia de las guerras púnicas entre Roma y Cartago.